13.2.15

prunus dulcis

El cianuro huele a almendra amarga.
Las personas que mueren debido a una intoxicación cianhídrica desprenden este olor.
La cámara de gas, los insecticidas, un incendio industrial... todos los vapores amargos que romperían el oxígeno en tus células.

No sólo el olor, su sabor también podría matarte. La activación de tu lengua, en su parte posterior, te daría un pequeño aviso. Sin embargo, si deleitado por la experiencia, decides comerte un kilo de almendras amargas, seguramente morirías. Cincuenta semillas de manzana, o treinta de albaricoque, asfixiarían también todas tus células y te convertirías en un cadáver con aroma a amaretto.


Dentro de pocas semanas, los almendros florecerán.
Llegarán los primeros, para aliviar nuestras ansias, nos darán un respiro. Para todos aquellos que no aguantamos nuestras ganas de que todo esto termine ya, y venga el calor, las flores y la luz.
Para los que han arrastrado un invierno demasiado frío y se ven incapaces de esperar al verano para conseguir treinta albaricoques. Para los que llevan sintiendo un sabor amargo en la boca desde hace demasiado tiempo, y piensan que seguramente ya no habría diferencia.


Todo tiene su función y su papel en la naturaleza.
Los almendros florecen antes para todos los que se rinden antes de primavera.







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